miércoles, 9 de diciembre de 2009

Bioaprendizaje un concepto complejo

No existe aún un concepto estandarizado de lo que significa bioaprendizaje. El término viene de la articulación de bio (vida) y aprendizaje. Se puede definir como la comprensión de la vida como sistema autoorgizativo aprendiente, dicho en otras palabras, todas las formas de vida aprenden, producen conocimientos fundamentales para su interacción y sobrevivencia. La implicación de fondo es que no se aprende por medio del cerebro, sino de todo el cuerpo en su entretejido de interacciones con otros cuerpos y con el medio. Aprender es una tarea total de cualquier forma de vida y eso implica a los diversos sistemas que conforman el cuerpo humano. En consecuencia, las células serían el primer eslabón de producción de conocimientos. La mayoría de los conocimientos que producimos no son intelectuales, mucho menos abstractos, los conocimientos son generados por todo el cuerpo y de manera diversa por distintas partes del cuerpo. Este es el caso de la relación virus-bacterias y antibióticos. Al ingresar un virus o bacteria atenuados, el sistema inmune aprende a interactuar con ellos y genera un conocimiento que es persistente en el tiempo hasta que ese virus o bacterias mute y exija un nuevo aprendizaje. Al no ser un proceso consciente, o al ser consciente solo una pequeña fracción de los conocimientos, parece como si solo aquello que englobamos como intelectual o racional fuese capaz de tal destreza. De ahí también se deriva que los cuerpos, al ser cultural y sexualmente diferentes, aprendan de modos diferentes y divergentes. El principio que subyace a este acercamiento es, en palabras de Maturana y Varela: Conocer es vivir y vivir es conocer. El aprendizaje es un proceso vital y complejo diseminado en procesos interatuantes en todo el sistema vivo, sea este humano o no. Como consecuencia, Francisco Varela, planteó que al conceptuar la mente se hace necesario ubicarla en el entramado del cuerpo total con sus características y medios. La ventaja de una concepción tal es básicamente que uno como identidad deja de ser unívoco y se transforma en plurívoco y eso a su vez expresa la urgencia de abandonar la dimención racional como la última línea de batalla de todo conocimiento formal. Por ese camino, todo cuanto podemos decir o intuimos es útil y valioso cuando se entrelaza en procesos conversacionales. En la interacción se encuentra la mayor capacidad de producción de conocimientos y estos serán necesariamente significativos ya que afectan la corporalidad total. Aunque este es un burdo bosquejo de lo que bioaprendizaje significa, muestra un camino y como tal es necesario mostrarlo e identificarlo. Espero profundizar este tema en un futuro cercano. Una última nota, en términos concretos, la pedagogía popular es un buen ejemplo de este tipo de consideración de los aprendizajes. Con aprecio, Francisco Mena

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