viernes, 20 de agosto de 2010

El rechazo amoroso provoca la misma actividad neuronal que las adicciones

Si el amor es feliz, resulta también adictivo, afirman los científicos Cuando una persona es abandonada por la pareja a la que ama, en su cerebro se pone en marcha una actividad neuronal similar a la que producen las adicciones. Esto es lo que ha revelado un estudio realizado por investigadores estadounidenses con 15 personas enamoradas de sus parejas, que habían roto con ellas. Los científicos analizaron los cerebros de los despechados mientras éstos miraban fotos de sus ex, descubriendo así que el desamor activaba las regiones cerebrales relacionadas con el anhelo y las adicciones. Según los científicos, este descubrimiento sugiere que el romanticismo es una “adicción natural”, tanto si nos hace felices como si nos hace infelices. Por Yaiza Martínez. Fuente: morgueFILE. Cuando una persona es abandonada por la pareja a la que ama, en su cerebro se pone en marcha una actividad neuronal similar a la que producen las adicciones. Esto es lo que ha revelado un estudio realizado por investigadores del Albert Einstein College of Medicine de la Yeshiva University, de Estados Unidos, cuyos resultados han permitido relacionar los efectos en el cerebro de las rupturas de pareja con la actividad neuronal que posibilita la motivación, la recompensa o las adicciones. Según publica el Albert Einstein College of Medicine en un comunicado, la directora del presente estudio es Lucy Brown, Ph.D., una profesora del Departamento de Neurología Saul R. Korey, de la Yeshiva University. Los resultados de su investigación han sido publicados recientemente en el Journal of Neurophysiology. Pérdida y dolor En esta publicación se explica que el rechazo en una relación romántica causa un profundo sentimiento de pérdida y dolor que puede llegar a afectar hasta tal punto que provoque una depresión clínica y, en casos extremos, incluso el suicidio o el homicidio. Para identificar los sistemas neuronales relacionados con este estado natural de pérdida, los científicos utilizaron una tecnología conocida como exploración de resonancia magnética funcional (IRMf), un procedimiento que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada. Con este sistema, los científicos estudiaron los cerebros de un total de 10 mujeres y cinco hombres jóvenes que habían sido recientemente abandonados por sus parejas, pero que aún se sentían profundamente enamoradas y enamorados de ellas. A los participantes les fueron presentadas fotos de las parejas que los rechazaron y, alternativamente, también fotos de familiares. Las reacciones de los voluntarios ante las fotos de sus antiguos amores fueron diversas: amor, desesperación, buenos y malos recuerdos, y deseo de saber porqué se acabó la relación, qué es lo que había ocurrido. Entretanto, su actividad neuronal fue observada con la IRMf. Así, se pudo comprobar que, cuando los participantes veían fotografías de sus compañeros sentimentales, además de sus sentimientos, también se activaban distintas áreas del cerebro con funciones muy concretas. Artículos relacionados Las experiencias modifican continuamente el cerebro adulto La comida basura provoca una adicción similar a la de las drogas Determinan el área del cerebro que crea los juicios morales Las rupturas sentimentales hacen tambalear nuestro autoconcepto El gen de la monogamia podría actuar también en humanos Áreas activadas Esas áreas activadas fueron las siguientes: por un lado, el área ventral tegmental. Relacionada con el sistema límbico, esta región se encuentra en el tronco cerebral y consiste en vías de dopamina, que parecen ser centros del placer o de la felicidad. Se sabe que esta área controla la motivación y la recompensa, y ya se sabía también que está implicada en los sentimientos de amor romántico, explican los investigadores. Por otro lado, cuando los participantes miraban las fotos de sus parejas, se puso en marcha también la actividad neuronal en el llamado núcleo accumbens, que se piensa tiene un papel importante en la recompensa, la risa, el placer, la adicción y el miedo. En tercer lugar, las neuronas se activaron en el área de la corteza lateral orbitofrontal/prefrontal. Tanto el núcleo accumbens como la corteza lateral han sido asociados con el anhelo y las adicciones, específicamente con la adicción a la cocaína. Por último, al ver la foto de sus exparejas, la actividad neuronal de los participantes se vio incrementada en la corteza insular o ínsula y en la corteza cingulada anterior, relacionadas ambas con el dolor físico y con la angustia. Adicción feliz e infeliz Los investigadores señalan que los datos recopilados, sumados a otros datos recogidos en un estudio anterior, realizado en 2005 por científicos de diversas universidades de Estados Unidos con individuos que estaban viviendo relaciones amorosas felices, sugieren que la vía mesolímbica cerebral estaría implicada en la pasión romántica, independientemente de si el amor nos hace o no dichosos. La vía mesolímbica es una de las vías dopaminérgicas en el cerebro (de generación de dopamina, la hormona del placer). Se sabe que esta vía está asociada con la modulación de las respuestas de la conducta frente a estímulos de gratificación emocional y motivación, es decir, que es el mecanismo cerebral que media la recompensa y que influye, por tanto, en las adicciones. Por esta razón, afirman los investigadores, se entiende porqué el abandono de una pareja puede producir sentimientos tan angustiosos. Según Brown, “el amor romántico, tanto en circunstancias felices como en situaciones infelices, puede ser considerado una “adicción natural”, cuya ausencia produce dolor. La científico añade que “los descubrimientos realizados sugieren que el sufrimiento por el rechazo amoroso podría ser una parte de la vida que la naturaleza ha integrado en nuestra anatomía”. Brown añade que, sin embargo, la recuperación de este dolor también sería “natural” y estaría igualmente integrada en nuestra fisiología para permitirnos formar nuevas parejas. Añadir a favoritos Miércoles 7 Julio 2010 Yaiza Martínez Artículo leído 8152 veces

jueves, 12 de agosto de 2010

Los científicos desvelan qué es el amor

La pregunta que durante siglos ha traído de cabeza a poetas, cantantes y enamorados llanos fue analizada por los expertos del Museo de Ciencias de Londres que revelaron las cinco claves sobre la atracción y desterraron mitos sobre la fidelidad y el compromiso. Seguir leyendo el arículo La monogamia está en las hormonas Uno de los descubrimientos clave que señalaron los expertos ingleses es que los ratones de campo se diferencian de otros roedores por ser fieles a sus parejas y que el motivo está en la segregación de dos hormonas que afianzan la monogamia. Los científicos revelaron además que si se introducían estas sustancias en los cerebros de otros ratones, éstos también se volvían monógamos y que en los seres humanos la oxitocina, una hormona que se segrega durante el sexo pero que también está ligada a la maternidad y a la lactancia cumple esta función. El olor "nos defiende" Con respecto a la extendida creencia de que el olor está íntimamente relacionado con la sexualidad, los expertos explicaron que la nariz cumple una función muy importante en la reproducción. En este sentido los olores ayuda a que los seres humanos capten y se sientan atraídos hacia parejas que tengan sistemas inmunológicos diferentes al propio, lo que garantiza la continuidad de la especie. La evolución está en los opuestos La extendida idea romántica de que los opuestos se atraen podría tener una base científica, ya que los expertos ingleses citaron un estudio australiano que reveló que los seres humanos se sienten atraídos hacia personas de facciones diferentes a las propias, ya que esto asegura una variabilidad genética y protege a las potenciales crías de las infecciones. ¿La homosexualidad es genética? Sobre si la orientación sexual nace o se hace, los expertos londinenses afirmaron que si bien hay factores genéticos que influyen, la cultura y el medio también juegan un papel importante. Los científicos citaron un estudio sobre el origen de la homosexualidad realizado en 2008 a parejas de gemelos, que concluyó que la genética determina a un 35% de los hombres y a un 18% de las mujeres. ¿Hay cura para la infidelidad? Por último, los científicos advierten que no se puede generalizar y que tanto la sexualidad como el enamoramiento son procesos cerebrales muy complejos que no se pueden reducir a una sustancia, ya que son multifactoriales. "Creo que muchos de nosotros queremos que exista una fórmula perfecta para definir quién nos atrae y para quién estamos destinados. Sin embargo, todos los estudios sobre el amor y la atracción muestran que éste es un proceso muy complejo y que no está comprendido en su totalidad. Aunque los científicos puedan haber descubierto patrones simples para la atracción entre roedores, nosotros como seres humanos somos más complejos", concluyó la experta Holly Cave.

Cómo enseñar y cómo aprender según dos profesores con 40 años de experiencia

Enseñar y aprender es una estrategia que funciona. Durante más de cuatro décadas, nuestros alumnos nos han enseñado y nosotros a ellos. Mientras luchábamos para ser mejores profesores, hemos desarrollado (y tomado prestadas) un buen número de estrategias que creemos que han sido eficaces. Hemos comprendido que aprender y enseñar son dos reactivos en la combustión de una misma llama, cada uno alimenta al otro. Así empiezan una serie de sugerencias que nos ofrecen Roald Hoffmann y Saundra Y. McGuire, “Teaching and Learning Strategies That Work,” Letters, Science 325: 1203-1204, 4 September 2009. Mi traducción es libre y tiene por objeto incentivaros a leer el artículo original (un artículo publicado en Science es fácil de conseguir, en papel u online, en cualquier universidad española). La relación personal mentor-aprendiz (tutor-alumno) beneficia a ambas partes y ayuda a aprender a ambos. El estudiante admira al mentor y quiere alcanzar el nivel de comprensión del mentor. El mentor ayuda al alumno a navegar por el camino hacia el conocimiento que presenta múltiples etapas aburridas y/o difíciles. El profesor debe enseñar a los estudiantes a aprender. Y los estudiantes deben enseñar al profesor a enseñar mejor. Muchos estudiantes no se dan cuenta de que el aprendizaje progresa a través de etapas y que la memorización es solo una de ellas, una de las primeras. No basta con recordar, hay que comprender, aplicar, analizar, evaluar e incluso crear nuevo conocimiento. Los estudiantes deben ser conscientes de la existencia de estas etapas con objeto de transformarse de meros memorizadores a aprendices autodirigidos. Cuando se presenta a los estudiantes algunas ideas sobre la metacognición (pensar sobre su propio pensamiento) cambian sus actitudes sobre el aprendizaje y comienzan a aplicar estrategias de estudio más eficaces. El abuso de la evaluación absoluta (gracias a exámenes, cuestionarios y trabajos de laboratorio) es pernicioso. El alumno y el profesor deben llegar a un contrato, claramente definido, cuyo objetivo es mejorar el rendimiento del alumno a la hora de lograr cierto número de competencias. Cada estudiante parte de un nivel de base diferente. Los estudiantes deben ser conscientes que sus calificaciones durante el curso solo dependen de su trabajo, de su esfuerzo y de la relación de este esfuerzo comparado con el esfuerzo de los demás alumnos. Los alumnos que más se esfuercen acabarán alcanzando un dominio de la materia que garantizará mejores calificaciones. La enseñanza debe favorecer cuatro puntos: (i) La empatía; los estudiantes responden mejor cuando saben que el profesor se preocupa por ellos y por su aprendizaje. (ii) El aprendizaje activo; ya que la participación de los estudiantes facilita el aprendizaje. (iii) La interacción juicioso de grupos e individuos; el aprendizaje es una actividad solitaria, sin embargo, se puede mejorar gracias al trabajo en grupo. (iv) Y la potenciación del ego; hay que animar a los estudiantes a sentir que son responsables de sus propios éxitos en el aprendizaje. Hay varias estrategias que mejoran el aprendizaje de los estudiantes: (i) Tomar notas a mano, incluso si se proporcionan los apuntes de clase. Tomar notas es un compromiso activo, algo imprescindible para el aprendizaje; además, ayuda a la transferencia de información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Si un alumno no puede asistir a una clase debería pedirle las notas a un compañero en lugar de descargarlas de internet; hablar de los apuntes de clase con otros compañeros facilita el aprendizaje, tanto para el estudiante que hace preguntas sobre las notas, como para el estudiante que se involucre en la enseñanza respondiendo dichas preguntas. (ii) Resolver problemas propuestos, incluso cuando también se ofrecen las soluciones a posteriori. Su resolución debe requerir, en primer lugar, estudiar el libro de texto. A continuación, trabajar el problema sin mirar otros ejemplos o las soluciones en un manual de soluciones. Por último, comparar el enfoque, no solo la respuesta, con la obtenida en el libro de texto. Los instructores deben reforzar en los alumnos la idea de que la importancia del problema es el trabajo que se pone en él y no la respuesta obtenida. Lo importante es el método, la manera de trabajar, y no el resultado final. El alumno debe desarrollar su agilidad en la resolución de problemas y un pensamiento flexible. (iii) Aprovechar al máximo el aprendizaje en grupo, proponiendo la resolución de problemas y la realización de prácticas en grupo. El alumno debe aprender tanto a hacer las cosas por él mismo como en colaboración con otros. El profesor debe estar atento a la dinámica del grupo y tratar de evitar que los alumnos aprovechen las trampas que permite el trabajo colectivo. Los exámenes de los trabajos en grupo deben tener una componente individual en la que debe formar parte íntegra la demostración de los resultados que uno ha aprendido gracias al estudio en grupo. Provocar discusiones entre los miembros del grupo permite discernir qué papeles han tomado cada miembro del grupo en la actividad desarrollada. (iv) Hay que reconocer que los estudiantes tienen diferentes estilos de aprendizaje, igual que tienen diferentes personalidades. Por ejemplo, hay individuos que prefieren el aprendizaje visual, otros el auditivo, el verbal, o el quinestésico. Los estudiantes deben aprender de sí mismos cuales son sus preferencias con el fin de mejorar su proceso de aprendizaje y convertirse en estudiantes más eficientes. Los profesores también tienen que reconocer que hay diferentes maneras de aprender y deben tratar de explotar toda una variedad de estrategias de enseñanza en sus clases en la línea de toda la variedad de estilos de aprendizaje posibles de sus alumnos. Los instructores deben resistir la tentación de enseñar sólo lo que les enseñaron o solo como se lo enseñaron. Las propuestas de Roald Hoffmann y Saundra Y. McGuire no son prescriptivas, solo han querido compartir con todos nosotros algunas de las estrategias que han improvisado y que han desarrollado a lo largo de más de 40 años enseñando y aprendiendo a enseñar enseñando. El artículo en Science incluye una extensa bibliografía sobre temas de educación, enseñanza y sobre múltiples experiencias en enseñanza de las ciencias. A los que les haya llamado lo atención mi traducción libre les recomiendo encarecidamente la lectura de dicho artículo (repito, un artículo publicado en Science es fácil de conseguir en cualquier universidad española), así como el seguimiento de las referencias bibliográficas que más les interesen (la mayoría también son fáciles de conseguir).