viernes, 11 de septiembre de 2009

Control de la Memoria Emocional: Control Positivo Sobre Su Memoria (parte l)

Cada segundo que estamos vivos, nuestro cerebro funciona. En un nivel muy básico mantiene nuestra respiración, nuestra circulación sanguínea, la temperatura de nuestro cuerpo y otros aspectos que nos permiten mantenernos vivos y pensar. El Manejo de la Memoria Emocional, o EMM (por sus siglas en inglés), tiene que ver con la parte del cerebro que maneja el pensamiento y la memoria. Casi todos los aspectos del funcionamiento diario se relacionan directamente con nuestra memoria. Mientras usted lee este documento, su cerebro reconoce las palabras y le proporciona definiciones sobre lo que está leyendo - ¡Funciona bastante rápido si pensamos en ello! Este artículo no trata acerca de las habilidades de lectura o la relación entre las palabras y la memoria, trata acerca de la manera en que el cerebro recupera, abre o activa los archivos de la memoria, construye esos archivos, y cómo dichos archivos influyen en nuestra vida diaria.
El siguiente análisis está basado en investigaciones psicológicas y neurológicas, combinadas con las teorías actuales sobre la memoria, el control del pensamiento y las terapias o asesoramiento. El autor ha combinado diversas teorías y resultados de investigación de una manera que permite el uso práctico y periódico de conocimientos avanzados sobre diversos temas acerca de la memoria y del funcionamiento del cerebro. Conforme avanza la investigación en esta área, el autor anticipa nuevas definiciones neurológicas de conceptos psicológicos que fueron rotulados previamente como “el inconsciente” o los diversos mecanismos de defensa.
Aunque las teorías subyacentes son muy técnicas, el concepto es presentado de una manera no técnica. Luego de leer esta información, le sugiero que practique estas técnicas, se interese por la manera en que funciona su sistema de archivos y observe dicho funcionamiento, para poder así, aprovechar al máximo los nuevos conocimientos y teorías disponibles.
Introducción
Los psicólogos no necesitan explicarles a otras personas qué es la memoria, todos sabemos qué es la memoria. La memoria nos permite reconocer los rostros de antiguos compañeros de clase, recordar viejas canciones, recordar los buenos y los malos momentos, y recordar información importante acerca de acontecimientos o experiencias de nuestras vidas. De un modo bastante similar al de las computadoras modernas, el cerebro almacena los recuerdos en un sistema de archivos. En el pasado, se creía que estos archivos sólo contenían información o datos, parecido a los archivos de una oficina médica que contienen la información de un paciente o los archivos de una computadora que contienen palabras o números. Conforme la ciencia avanzó, comenzamos a conocer más acerca del cerebro y cómo almacena los recuerdos en la memoria.
Los estudios más recientes sobre psicología y neurología nos han demostrado que esos archivos no sólo contienen datos o información, sino también, emociones. De una manera que aún es parcialmente desconocida, el cerebro tiene la capacidad de almacenar no sólo los recuerdos, sino también las emociones - tal como ocurrieron en el momento en que se construyeron esos recuerdos.
Los archivos de la memoria tienen dos partes: la información acerca del acontecimiento o experiencia y la emoción que sentimos en ese momento. Explicado gráficamente sería:
Archivo de Memoria = Información + Emociones que sentimos en ese momento
Cómo se Construyen los Recuerdos
El cerebro tiene áreas específicas dónde se almacena la información o ciertas áreas del cuerpo sobre las que opera. La capacidad de golpetear con el dedo índice está ubicada en el lado derecho del cerebro, por ejemplo. El lado izquierdo del cerebro contiene las habilidades lingüísticas, mientras que el lado derecho contiene nuestra capacidad de ver los objetos en el espacio. Los recuerdos de los rostros se ubican en el lado derecho del cerebro, mientas que los nombres de las personas se encuentran en el lado izquierdo del cerebro. Es por ello que podemos reconocer a un compañero de clase casi inmediatamente, aunque quizás el cerebro necesite algunos segundos más para recordar el nombre de esa persona. Si nos sentimos ansiosos, afectaremos nuestra capacidad de recordar y el nombre de esa persona no vendrá a nuestra mente hasta algunos minutos después de haber reconocido su rostro.
El cerebro contiene múltiples sistemas de memoria. El recuerdo de cómo montar una bicicleta, conocido como memoria implícita o “procedimental”, involucra a un sistema de memoria diferente de aquél que nos permite recordar el año en que Cristóbal Colón descubrió América, conocido como memoria explícita o “declarativa”. Los estudios nos han revelado que podemos utilizar los dos tipos de memoria ante una misma situación, especialmente si la situación o experiencia está asociada con emociones fuertes. En el caso de una experiencia única (un acontecimiento traumático, un acontecimiento agradable, una experiencia emocional, etc.) podemos tener un recuerdo gracias a la memoria explícita - un recuerdo sobre los detalles de la experiencia, y un recuerdo implícito - un recuerdo de las emociones conectadas con esa experiencia. La memoria explícita también ha sido llamada “Memoria Emocional” porque contiene los recuerdos de las respuestas psicológicas en el momento de la experiencia. Esta respuesta psicológica puede incluir un incremento de la presión arterial, un aumento de la respiración, tensión muscular, ansiedad, temor y otras reacciones asociadas con el miedo, el terror, el pánico, o incluso, la alegría.
Los estudios neurológicos han vinculado a la memoria de los detalles (memoria explícita) con una estructura del cerebro llamada hipocampo. Los recuerdos construidos por el hipocampo están mucho más bajo nuestro control, al igual que la capacidad de recordad la letra de las canciones como “Jingle Bells” o la fecha de nuestro cumpleaños. Los recuerdos emocionales o inconscientes están vinculados con una estructura del cerebro llamada amígdala. Algunos de estos recuerdos inconscientes (que están fuera de nuestro control conciente o que no se recuerdan intencionalmente) son “de procedimiento”, como cuando el cerebro memoriza cómo montar una bicicleta - no tenemos que pensar en ello - simplemente nos subimos a ella y salimos andando. Otros recuerdos emocionales son un registro de las respuestas fisiológicas o emocionales que hemos experimentado durante un acontecimiento dado.
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Cuando vivimos un acontecimiento o una experiencia muy emotiva, el cerebro no sólo registra los detalles de dicha experiencia (dónde estábamos, cuándo sucedió, quién estaba allí, qué sucedió, etc.) sino también las emociones que sentimos en ese momento. Todo el recuerdo de una experiencia emocional (un ataque, un accidente automovilístico, una boda, la muerte de un ser querido, una experiencia de combate, etc.) es recordado, de hecho, por los dos sistemas del cerebro y se almacena en dos áreas del cerebro diferentes.
Cuando recordamos eventos terribles o traumáticos, el cerebro recuerda -con frecuencia- tanto los detalles como los recuerdos almacenados en la Memoria Emocional al mismo tiempo. Si recordamos los detalles de un ataque, también experimentaremos los sentimientos que tuvimos en ese momento - cuando el ritmo de nuestro corazón se aceleró, el miedo o el pánico y la desesperación que sentimos.
Como analizaremos enseguida, el cerebro tiene la capacidad de recordar los detalles y las emociones intencionales y accidentales. El cerebro también tiene la capacidad de recordar una parte de los recuerdos sin que la otra parte salga a la luz. Conforme vivimos, el cerebro también puede sufrir una experiencia que recupere los recuerdos de la Memoria Emocional, pero que no recupere los detalles de la experiencia.
El recuerdo de los detalles hará que, con frecuencia, veamos a alguien a la distancia y tratemos de “adivinar” su identidad. Cuando esa persona se nos acerca, esa “percepción” ofrecida por el cerebro puede resultar verdadera o falsa. La Memoria Emocional funciona de la misma manera, al analizar una situación o experiencia actual, tratamos de “adivinar” recordando una situación emocional previa. Ésta es la realidad del Trastorno por Estrés Post-Traumático (PTSD, por sus siglas en inglés) y del trauma emocional. Emocionalmente, podemos revivir un recuerdo de una situación de combate cuando oímos una explosión del motor de un automóvil o podemos sentir, emocionalmente, como si nos atacara alguien, cuando alguien nos toma por detrás.
Espero que este artículo explique claramente cómo funciona la Memoria Emocional y cómo pueden manejarla aquellas personas que son acosadas por las experiencias de su pasado.
Memoria Diaria
A lo largo del día, vivimos una diversidad de experiencias buenas, malas y neutras. Un área de memoria, específica, del cerebro almacenará los recuerdos durante aproximadamente cinco días para evaluar si son importantes. Los recuerdos que no son importantes, normalmente son “descartados” o borrados de la memoria después del periodo de espera de cinco días. Estos recuerdos que se han borrados no podrán recuperarse nunca. A modo de ejemplo, no recordaremos cuántas veces encendimos o apagamos la luz, a menos que nos haya dado un golpe de electricidad.
Podemos almacenar y crear recuerdos solamente utilizando datos, como cuando memorizamos cómo se escriben las palabras o cuando aprendemos matemáticas. El cerebro memorizará a través de la repetición frecuente o del uso constante. No obstante, si un archivo de la memoria contiene datos solamente, y no es utilizado con frecuencia, ese recuerdo se desvanece lentamente. Ejemplos: 1) ¿Puede calcular una raíz cuadrada sin calculadora? 2) ¿Puede recordar todos los nombres de sus maestros o compañeros de la escuela preparatoria? En el segundo caso, es posible que usted pueda recordar los nombres de aquellas personas para las cuáles también tiene un archivo de Memoria Emocional (o archivo EM).
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La mayoría de nosotros, no puede recordar cuántos viajes hizo al supermercado o a la estación de servicio. No obstante, siempre recordaremos los momentos que tuvieron un valor, bueno o malo, como cuando robaron la tienda del supermercado dónde estábamos comprando, el momento en que una anciana discutió con nosotros por una lata de habichuelas, o cuando derramamos gasolina sobre nuestra ropa en uno de los surtidores de la estación de auto-servicio. No recordamos las veces que llevamos nuestro automóvil a lavar, pero sí cuando el rociador de la máquina de lavado de autos se soltó y casi nos partió la cabeza. En resumen, si un recuerdo diario no tiene un valor emocional fuerte, ya sea bueno o malo, se desvanecerá.
Conforme pasan los años, construimos un sistema de archivos bastante importante. Construimos una colección de buenos y malos recuerdos. Nuestro cerebro tiene la capacidad de recuperar esos recuerdos en una milésima de segundo - casi instantáneamente. Como ejemplo, lea las siguientes preguntas y observe cuán rápido su cerebro recupera los archivos de su memoria:
Nombre algunas canciones de Los Beatles.
¿Dónde estaba usted cuando explotó el trasbordador espacial?
¿Dónde estaba usted cuando John F. Kennedy fue asesinado?
¿Quién fue su profesor favorito de la escuela preparatoria?
Como puede ver, su cerebro recupera instantáneamente un archivo cuando se formula una pregunta. Y lo más importante es que usted no tiene control sobre cuál archivo de memoria es recuperado, cuán rápido se recupera o activa y qué contiene ese archivo. Por ejemplo, es posible que los adolescentes y los adultos jóvenes no tengan un “archivo” sobre el asesinato de Kennedy. Quizás aún no habían nacido o eran demasiado pequeños como para construir un recuerdo acerca de esa experiencia. Como ejemplo adicional, casi todas las personas mayores recordarán casi cada uno de los detalles acerca de dónde estaban cuando Pearl Harbor fue atacada el 7 de diciembre de 1949.
Aquellos archivos que contienen recuerdos emocionales no sólo podrán brindarle detalles exactos, sino también una diversidad de detalles aleatorios e irrelevantes acerca de ese acontecimiento. Así de poderosa es la “Memoria Emocional” (EM).
Quienes tienen un archivo acerca del ataque a “Pearl Harbor”, habrán notado rápidamente que la fecha citada anteriormente es incorrecta, debería haber sido “1941”. Si usted tenía un archivo de registro de esa fecha histórica, habrá notado el error inmediatamente. De este modo, cuando no tenemos un archivo determinado, nuestro cerebro no nos alerta de los errores. Este ejemplo se ha usado para ilustrar cuán rápido reacciona el cerebro y cómo detecta los errores. Ésta es otra función o actividad automática del cerebro.

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